Boda colorida como ninguna otra en Fernán-Núñez (Córdoba).
Cuanto te dedicas a una misma cosa durante un tiempo, uno se va «acostumbrando» a ello, ya sea en lo relativo al trabajo, a aficiones o a personas; a veces hasta sin darnos cuenta las cosas se nos hacen cotidianas o las acciones mecánicas. ¿Te acuerdas de aquella primera vez que te pusiste al volante de un coche y que no dabas pie con bola y ahora lo manejas sin plantearte cómo has de hacerlo? Si bien es cierto que cuando una pareja se quiere de verdad una boda se celebra solo una vez en la vida, aunque sea vuestra primera y única vez, siempre acecha la monotonía, por no decir, ¡que tu boda puede ser un fiasco de lo aburrida que era! ¿Os cuento un pequeño secreto? Si no quieres ver a tu gente aburrida, ¡haz tu boda colorida! ¿Que cómo? Muy fácil: Con flores, pétalos, confeti, iluminación, bengalas, etc. Por algo la colorterapia es efectiva; y además os garantizo que vuestras fotos quedarán a otro nivel.
En cuanto a la monotonía se refiere, por suerte, encontré esa pasión por algo que me sorprende cada vez, que me pone con el alma en vilo, siempre nervioso, atento, por no saber «qué pasará» cada vez es algo nuevo pero a la vez mostrándome que hay cosas que duran y no aburren, y es que gracias a la fotografía de bodas que siempre cruza a gente nueva en mi camino he podido conocer a personas como Rosario y Juan José, espontaneas y alegres que inevitablemente atraen, que, a pesar de llevar relativamente poco en tu vida, sabes que estarán ahí por siempre y que con ellos nunca te aburrirás.
Era de esperar que personas así sean profesores de flamenco, porque en el caso de Rosario es así, que por algún lado tenía que desatar todo ese arte y salero que, como decimos en Sevilla, ella tiene. Gracias a ella y a su querido Juan José amenizaron la fiesta junto a la mayor parte de su clase de baile (si no toda) bailando por sevillanas a la primera de cambio, dándome el lujo de captar con mi cámara esas fotos que uno siempre busca captar para mostrarle al mundo que una boda colorida y llena de música siempre levanta los ánimos.
Por eso es que la fotografía de bodas, a pesar de que ya lleva algunos años conmigo, sé que nunca me va a aburrir, pues ya sea por las grandes personas que me va poniendo en el camino (como Manuel de castro, que es la persona gracias a la que pude formar parte de esta boda como segundo fotógrafo), así como por las incontables ocasiones inesperadas que me está brindando y que sé que me seguirá brindando, cada historia pinta ser diferente y allá donde haya una bonita historia, con mi cámara en mano pienso estar.
Agradecer a Manuel de Castro
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